Marcos Santana Andújar ha pasado toda su vida en albergues. Su primera experiencia fue de niño con su madre, quien es sobreviviente de violencia doméstica. Ahora, de adulto, continúa en los albergues, pero esta vez como director de la Red de Albergues, Instituciones y Centros para Menores de Puerto Rico (RAICEM).
En los albergues ha notado dos cosas. La primera es que debemos magnificar las voces por los derechos de los niños, específicamente de aquellos que sufren situaciones de violencia. La segunda es que es necesario que los niños tengan otra oportunidad de vivir la vida como lo hizo él.
El huracán María mostró un tercer aspecto: el gobierno, en situaciones de emergencia como los desastres naturales, “no incluye dentro de sus prioridades a los albergues infantiles”.
“Después del huracán María nos dimos cuenta de las vulnerabilidades más grandes que tenían nuestros niños. Lo que estábamos haciendo en nuestra organización era muy necesario, pero no éramos visibles para el gobierno”, dijo Santana.
A fines del año pasado, el Departamento de Asuntos de la Familia reportó 16.000 casos de abuso, un incremento de 1.000 casos en relación al año anterior.
“Se lo adjudicamos a ese último cuartel, el cuartel de huracanes, y no había una buena comunicación. No había telecomunicaciones y la única forma [de alertar] era por teléfono. Imagínese la magnitud del problema de la violencia… cuántos abusos las referencias se quedaron sin ser anunciadas?» cuestionó.
Después del huracán aumentaron las referencias de maltrato y de la misma manera empezaron a llegar más niños a los albergues.
De los 104 albergues, centros e instituciones que impacta la RAICEM, tres fueron los más afectados por los estragos del huracán: «Casa de todos» en Juncos, «Hogar Colegio La Milagrosa» en Arecibo y «Forjadores de Esperanza» en Bayamón. Desde techos, paredes y ventanas hasta camas, áreas de recreación y juguetes, todo se vio afectado por el ciclón.
“Cuando llegué al albergue de Bayamón [“Forjadores de Esperanza”], fue algo impresionante… Era ver a los niños que no tenían nada en sus vidas, tratando de procesar que perdieron el único espacio seguro que tenían ”, recordó Santana.
Otro albergue que también sufrió daños estructurales fue «Nuestra Señora Fátima» en Bayamón. En Nuestra Señora Fátima, que albergaba a 17 niñas de entre 11 y 17 años, los vientos afectaron las ventanas, puertas, cortinas de lona y el techo del estacionamiento. El camino también estaba abarrotado de árboles, lo que retrasó la entrada y salida durante varios días.
“Tuvimos dificultad para reabastecernos de alimentos. Cuando fuimos a buscar ayuda nos dieron solo una caja de comida con un galón de agua y teníamos 30 personas albergadas, eran 30”, dijo la directora de Nuestra Señora Fátima y cofundadora de RAICEM, Damara González.
Una guía para proteger a los niños en albergues en medio de futuros desastres
A un año del paso del huracán, la RAIEM elaboró la primera Guía para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes en Situaciones de Emergencia o Desastres. La guía, creada en colaboración con expertos en diferentes temas, expone todo lo que hicieron antes, durante y después del huracán y brinda recomendaciones para la protección de los derechos de los niños, niñas y adolescentes en situaciones de emergencia o desastres.
Algunas de las recomendaciones son limitar el acceso de los niños a los medios de comunicación para protegerlos de imágenes o descripciones del huracán que puedan aumentar el nivel de ansiedad, evitar conversaciones entre adultos sobre el fenómeno en presencia de niños y mantener una rutina diaria para mantener el orden. y control ante la adversidad que puede generar un huracán.
Esta herramienta práctica, que puede implementarse a nivel familiar, comunitario y nacional, ha sido presentada en diversos foros para capacitar a las personas sobre acciones prácticas para proteger a los menores en situaciones de emergencia. “Nuestra misión es salvar la vida de los niños, para eso existimos. Para eso existen los albergues”, dijo Santana.
“Una cosa que nos sostuvo durante todo el proceso de recuperación fue la capacidad de los niños de tener resiliencia. Un día veo a los vecinos trabajando y detrás de ellos estaban los niños bailando al ritmo de la ‘trimmer’, el pico, la pala. experiencia impresionante, la resiliencia de los niños, la capacidad de [ellos para] recuperarse nos apoyó», recordó.
Para apoyar el trabajo que realiza esta organización sin fines de lucro, puedes donar tu tiempo registrándote como voluntario en su banco de recursos. También puedes hacer donaciones en efectivo o artículos que necesites, las cuales publican en la página de Facebook bajo el nombre de Red De Albergues, Instituciones y Centros para Menores De Puerto Rico.